TESTAMENTO ESPIRITUAL DE BENEDICTO XVI

TESTAMENTO ESPIRITUAL DE BENEDICTO XVI

SU SANTIDAD BENEDICTO XVI

Benedicto XVI

Querido Papa Benedicto XVI buen viaje hacia el Cielo. Cuando se encuentre con Jesús y haya disfrutado y gozado de su celestial y amorosa presencia, ruéguele por nosotros, los que quedamos en la tierra, para que nos tenga en su corazón y venga cuanto antes a renovar la tierra con su presencia absoluta.
Gracias su Santidad por todo su esfuerzo y dedicación para mantener la iglesia y el legado de su amado Jesucristo. Gracias por su entrega sus horas de estudio y oración por todos nosotros, gracias por sus esfuerzos para evitar los males al mundo y a la Iglesia por su ejemplo y valentía silenciosa y oculta a los ojos del profano, gracias por sus privaciones y por sus sufrimientos.
Gracias su Santidad por su labor terrenal. Ahora su Santidad empieza su labor Celestial.
Gracias por todo y recuerdos a nuestro Creador.

TESTAMENTO

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Testamento espiritual de Benedicto XVI: «¡Manteneos firmes en la fe!»
Papa Benedicto XVI
PIDE PERDÓN A QUIEN HAYA HECHO DAÑO
Testamento espiritual de Benedicto XVI: «¡Manteneos firmes en la fe!»
Se ha hecho público el testamento espiritual de Benedicto XVI, fallecido en el último año del 2022. El texto fue escrito en el año 2006 para ser publicado tras la muerte del pontífice alemán.

Fuente: InfoCatólica

Texto del testamento espiritual de Benedicto XVI, fechado el 19 de agosto del 2006:

Si en esta hora tardía de mi vida miro hacia atrás, hacia las décadas que he recorrido, veo en primer lugar cuántas razones tengo para dar gracias. En primer lugar, doy gracias a Dios mismo, dador de todo bien, que me dio la vida y me guió en diversos momentos de confusión; siempre me levantó cuando empecé a resbalar y siempre me devolvió la luz de su semblante. En retrospectiva veo y comprendo que incluso los tramos oscuros y fatigosos de este camino fueron para mi salvación y que fue en ellos donde Él me guió bien.

Doy gracias a mis padres, que me dieron la vida en una época difícil y que, a costa de grandes sacrificios, con su amor prepararon para mí una morada magnífica que, como una luz clara, ilumina todos mis días hasta el día de hoy. La lúcida fe de mi padre nos enseñó a los niños a creer, y como señal siempre se ha mantenido firme en medio de todos mis logros científicos; la profunda devoción y la gran bondad de mi madre son un legado que nunca podré agradecerle lo suficiente. Mi hermana me ha asistido durante décadas desinteresadamente y con afectuoso cuidado; mi hermano, con la lucidez de sus juicios, su vigorosa resolución y la serenidad de su corazón, me ha allanado siempre el camino; sin este constante precederme y acompañarme, no habría podido encontrar la senda correcta.

De corazón doy gracias a Dios por los muchos amigos, hombres y mujeres, que siempre ha puesto a mi lado; por los colaboradores en todas las etapas de mi camino; por los profesores y alumnos que me ha dado. Con gratitud los encomiendo todos a Su bondad. Y quiero dar gracias al Señor por mi hermosa patria en los Prealpes bávaros, en la que siempre he visto brillar el esplendor del Creador mismo. Doy las gracias al pueblo de mi patria porque en él he experimentado una y otra vez la belleza de la fe. Rezo para que nuestra tierra siga siendo una tierra de fe y os lo ruego, queridos compatriotas: no os dejéis apartar de la fe. Y, por último, doy gracias a Dios por toda la belleza que he podido experimentar en todas las etapas de mi viaje, pero especialmente en Roma y en Italia, que se ha convertido en mi segunda patria.

A todos aquellos a los que he hecho daño de alguna manera, les pido perdón de todo corazón.

Lo que antes dije a mis compatriotas, lo digo ahora a todos los que en la Iglesia están confiados a mi servicio: ¡manteneos firmes en la fe! No se confundan. A menudo da la impresión de que la ciencia -las ciencias naturales, por un lado, y la investigación histórica (especialmente la exégesis de la Sagrada Escritura), por otro- es capaz de ofrecer resultados irrefutables en contradicción con la fe católica.

He vivido las transformaciones de las ciencias naturales desde hace mucho tiempo, y he podido comprobar cómo, por el contrario, las aparentes certezas contra la fe se han desvanecido, demostrando no ser ciencia, sino interpretaciones filosóficas sólo aparentemente pertenecientes a la ciencia; del mismo modo que, por otra parte, es en el diálogo con las ciencias naturales como también la fe ha aprendido a comprender mejor el límite del alcance de sus pretensiones, y por tanto su especificidad.

Hace ya sesenta años que acompaño el camino de la Teología, en particular de las ciencias bíblicas, y con la sucesión de las diferentes generaciones he visto derrumbarse tesis que parecían inamovibles, demostrando ser meras hipótesis: la generación liberal (Harnack, Jülicher, etc.), la generación existencialista (Bultmann, etc.), la generación marxista. He visto y veo cómo de la maraña de hipótesis ha surgido y vuelve a surgir lo razonable de la fe. Jesucristo es verdaderamente el camino, la verdad y la vida, y la Iglesia, con todas sus insuficiencias, es verdaderamente su cuerpo.

Por último, pido humildemente: rezad por mí, para que el Señor, a pesar de todos mis pecados e insuficiencias, me reciba en las moradas eternas. A todos los que me han sido confiados, mis oraciones salen de mi corazón, día a día.

Benedictus PP XVI

 

SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
" HABLAD DE DIOS Y EXTENDED EL MENSAJE DE NUESTRA MADRE POR TODO EL MUNDO "

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